Nadar el agua
Nada el pez, nada la rata, nada el gato, nada el perro, nada
el hombre. Un oso nada, un buey. Las aguas besaron y ahogaron tantos hombres,
tantos osos, tantos bueyes, que aprendieron a jugar aún en espanto en esa masa
huidiza que arrasa.
Palpita el agua en las células, escurre secretos en ojos,
oídos, lenguas y ventanas. Sabe meterse, sabe evaporarse, nube y musgo por
donde el grito alza.
Una llovizna, unos gotones, bruma, una charca. Sapos,
grillos, ranas. Sonidos del agua.
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